Habías pasado toda la noche sin apenas pegar un ojo. Las agujas tenían prisa y la tormenta no cesaba. Encendiste un pequeño pero bonito velador colocado sobre una mesita de luz, y miraste el reloj. 8:25 de la madrugada. No te asombraste, pero todavía no había amanecido, y te pareció extraño.
Te levantaste y fuiste hacia una ventana, contemplaste el cielo, era gris a causa de la lluvia. Pudiste llegar a ver como las hojas de los viejos y radiantes árboles caían.. Pensaste en las hojas como personas, caían sin más, y se las llevaba el viento.. Quien sabe a donde, o eran aplastadas por algún caminante. Contemplaste por un momento los paragüas negros bailando al compás de la lluvia y a algún que otro perro que paseaba por allí. Daba un aspecto un poco triste, pero real..
Volviste a la cama y pensaste en salir. Fue un impulso. Te pusiste un chaleco y abriste la puerta principal.
Comenzaste a caminar, te sentías sola y te refugiaste en tus pensamientos. Llegaste a una cafetería, te sentaste en un sillón y pediste un café doble. Terminaste y ya habías pagado, así que decidiste volver. Seguías sumergida en tus pensamientos, pero ahora te sentías observada, sentías que alguien te acompañaba, pero no podías divisarlo en ningún lado.. Más que de tu mente. Así era, y pensaste una vez más que las ausencias físicas jamás son capaces de impedir el recuerdo permanente. Llegaste a tu casa y regresaste a la cama.
Pero esta vez, ya no estabas sola.
"Rain, I don't mind.. Shine, the weather's fine"